“Para todo problema complejo hay una solución que es clara, simple y equivocada”.
- H.L.Mencken
El error fundamental de atribución en psicología es la tendencia a explicar el comportamiento de otras personas atribuyéndolo principalmente a factores internos o disposicionales (como su personalidad, actitudes o carácter) en lugar de considerar factores externos o situacionales (como el contexto o las circunstancias). Por ejemplo, si alguien se comporta de manera grosera, podríamos asumir que es una persona grosera (factor interno) en lugar de pensar que está teniendo un mal día o enfrenta una situación estresante (factor externo).
Pues bien, sostengo en esta entrada que en el caso del suicidio masculino cometemos sistemáticamente un error fundamental de atribución comparado con el suicidio femenino. En el caso del suicidio masculino pensamos de forma sesgada que se debe a factores internos (la masculinidad tóxica, no saben pedir ayuda, hay que ser duro, etc.). Por contra, en las discusiones sobre el suicidio femenino a menudo se enfatizan factores contextuales, como la presión de roles de género, la discriminación, el estrés por expectativas sociales (por ejemplo, ser cuidadora, cumplir estándares de belleza, o enfrentar violencia de género).
En el caso de los hombres, como ocurre en este artículo de el País, las explicaciones a menudo giran en torno a la "masculinidad tóxica", un concepto que señala normas culturales que desalientan a los hombres de expresar emociones, pedir ayuda o mostrar vulnerabilidad. Aunque estas normas son en sí mismas un factor externo (porque son impuestas por la sociedad), el discurso público tiende a internalizar el problema, sugiriendo que los hombres se suicidan porque no saben manejar sus emociones o no buscan ayuda, lo que apunta a un defecto en su comportamiento o carácter (factor interno). Rara vez se exploran con igual profundidad los factores externos que afectan específicamente a los hombres, como la presión económica, la pérdida de roles tradicionales, el aislamiento social, o las expectativas de ser "proveedores" o “fuertes”. Las narrativas dominantes tienden a culpar a los hombres por su propio sufrimiento (atribución interna: "no piden ayuda", "son emocionalmente reprimidos") mientras que para las mujeres se enfatizan más las circunstancias externas que las llevan al suicidio (presiones sociales, desigualdad…). Esto podría reflejar un sesgo en cómo la sociedad y algunos expertos interpretan las causas del suicidio, potencialmente ignorando o subestimando los factores externos que afectan a los hombres. Por ejemplo, los hombres enfrentan tasas más altas de desempleo en ciertas regiones, mayor exposición a trabajos peligrosos, problemas judiciales, o presión social para mantener un estatus económico, pero estos factores a menudo se pasan por alto en favor de explicaciones que culpan a su "forma de ser”.
Observamos una doble vara de medir: las mujeres son vistas como víctimas de un sistema opresivo, pero los hombres son más propensos a ser responsabilizados por sus problemas, como si su sufrimiento fuera autoimpuesto. Esto podría reflejar un sesgo cultural que asume que los hombres son inherentemente más "resistentes" o que sus problemas son menos "legítimos". Sería importante darnos cuenta de que tanto hombres como mujeres enfrentan factores internos y externos, y el desafío es equilibrar ambos al hablar del suicidio. Reconocer este sesgo podría llevar a un enfoque más equilibrado y efectivo para abordar el suicidio en ambos sexos.
¿Las mujeres sí saben pedir ayuda?
Como las mujeres se suicidan menos que los hombres se deduce de ello que las mujeres sí saben pedir ayuda: hablan más con familiares y amigas y acuden a terapia y como consecuencia de ello se suicidarían menos. Pero esta narrativa tiene un grave problema: las mujeres intentan el suicidio con mayor frecuencia que los hombres.
Según múltiples fuentes, como el CDC y estudios epidemiológicos, las mujeres intentan suicidarse entre 1.5 y 3 veces más a menudo que los hombres. Por ejemplo, un estudio basado en el National Epidemiologic Survey on Alcohol and Related Conditions (NESARC-III) indicó que las mujeres tienen 1.78 veces más probabilidades de reportar un intento de suicidio a lo largo de su vida que los hombres. En adolescentes, las chicas reportan intentos en una proporción de aproximadamente 1.86 veces mayor que los chicos (según el Youth Risk Behaviors Survey de 2021). También hay datos más cercanos.
Estas diferencias se conocen como la paradoja sexual del suicidio. Mientras que las mujeres son más propensas a experimentar pensamientos suicidas e intentos de suicidio, los hombres son mucho más propensos a quitarse la vida. Si las mujeres fueran universalmente "mejores" buscando ayuda, como sugiere la narrativa popular, podríamos esperar que sus tasas de intentos de suicidio fueran más bajas, ya que el acceso temprano a apoyo (familia, amigos, profesionales) debería prevenir la escalada hacia un intento autolítico. Sin embargo, las altas tasas de intentos en mujeres sugieren que muchas no logran obtener ayuda efectiva antes de llegar a un punto crítico. Y si los intentos de suicidio de las mujeres tuvieran la misma letalidad que los de los hombres estaríamos observando muchos más suicidios de mujeres que de hombres a pesar de que, supuestamente, son mejores buscando ayuda.
Se ha señalado que algunos intentos de suicidio en mujeres podrían ser una forma de buscar ayuda cuando otros canales han fallado. Con lo cual nos encontraríamos con la paradoja de que los propios intentos de suicidio serían la forma de pedir ayuda de las mujeres, lo cual me parece que pone en entredicho que su búsqueda de ayuda sea eficaz. Esto no significa que no haya sufrimiento real o intención de morir en muchos casos, pero sí que el acto puede tener una función comunicativa más prominente que en los hombres.
Volviendo al error fundamental de atribución, ¿por qué no culpamos a la “feminidad tóxica” de estas conductas parasuicidas de las mujeres? Si aplicamos la misma lógica que usamos con los hombres, ¿no podríamos también buscar la explicación en la “feminidad tóxica”? ¿No podríamos argumentar que ciertas normas de feminidad contribuyen a los intentos suicidas femeninos?. Por ejemplo, la socialización para evitar conflictos directos podría resultar en formas indirectas de expresar dolor, como los intentos de suicidio menos letales. O la expectativa de ser emocionalmente expresivas podría hacer que las mujeres utilicen actos dramáticos (como sobredosis) para comunicar su sufrimiento cuando otras formas de ayuda han fallado. Si culpamos a la "masculinidad tóxica" por los suicidios masculinos, podríamos, en teoría, culpar a una "feminidad tóxica" por los intentos femeninos, atribuyendo los comportamientos parasuicidas a normas culturales que fomentan expresiones indirectas de sufrimiento. Sin embargo, el discurso actual evita este término porque tiende a externalizar los problemas femeninos (culpar al sistema) mientras internaliza los masculinos (culpar a los hombres). Esto es un claro ejemplo del error fundamental de atribución en acción.
En cualquier caso y sin entrar a fondo en este aspecto, un enfoque más equilibrado sería reconocer que ambos géneros enfrentan normas culturales dañinas (factores externos) que moldean sus comportamientos, junto con factores internos (personalidad, resiliencia) que varían individualmente.
Resumiendo este apartado: las altas tasas de intentos de suicidio en mujeres contradicen la idea simplista de que son "mejores" buscando ayuda. Si realmente lo fueran en todos los casos, los intentos serían menos frecuentes, ya que el apoyo efectivo prevendría muchos de ellos. El hecho de que las mujeres realicen más intentos sugiere que, en muchos casos, el sistema de apoyo falla o no es accesible, y el intento de suicidio puede actuar como una forma desesperada de buscar ayuda o expresar sufrimiento. Esto no niega que algunas mujeres tengan una intención clara de morir, pero en general, los métodos menos letales y las tasas más altas de intentos apoyan la idea de que el acto puede tener una función comunicativa en una proporción significativa de casos.
¿Luego la causa del mayor suicidio de los hombres es que usan métodos más violentos?
No, o no del todo porque los intentos de suicidio de las mujeres son menos serios que los de los hombres. Cuando se cataloga la severidad de los intentos de suicidio, los intentos de suicidio de los hombres son más graves. Parece haber una mayor intención de morir y una mayor determinación en el caso de los hombres. Con lo que la mayor letalidad de los métodos de suicidio que usan los hombres sería consecuencia de su mayor determinación. Si las mujeres tuvieran la misma intención de morir que los hombres utilizarían métodos más efectivos.
Las mujeres, aunque intentan suicidarse con mayor frecuencia, a menudo eligen métodos que tienen una mayor probabilidad de intervención o supervivencia (como sobredosis de medicamentos o cortes superficiales). Esto puede reflejar una menor intención de morir en algunos casos, donde el intento puede ser un grito de ayuda o una forma de expresar sufrimiento, más que un deseo absoluto de acabar con la vida. Sin embargo, esto no implica que todos los intentos femeninos sean menos serios; muchos son igualmente desesperados, pero los métodos elegidos tienden a ser menos letales. Por ejemplo, en EE.UU., las armas de fuego tienen una letalidad del 85-90%, mientras que la sobredosis tiene una letalidad de menos del 5%.
También hay que tener en cuenta otro dato: hay estudios que sugieren que, incluso cuando hombres y mujeres utilizan el mismo método de suicidio (como armas de fuego o ahorcamiento), los hombres tienen una mayor tasa de suicidios consumados. Por ejemplo, en el caso del ahorcamiento, la letalidad fue del 83.5% para hombres frente al 55.3% para mujeres, y en intoxicación por medicamentos, fue del 7.2% para hombres frente al 3.4% para mujeres. Por ejemplo, en suicidios con armas de fuego, los hombres eran más propensos a dispararse en la cabeza (un lugar más letal) que las mujeres, lo que podría reflejar una mayor determinación de morir. La investigación sugiere que los intentos de suicidio masculinos son estadísticamente un 60% más severos que los femeninos, incluso con métodos comparables, y los hombres tienen más probabilidades de requerir hospitalización en cuidados intensivos tras un intento fallido.
Esto sugiere que, incluso con el mismo método, los hombres tienen una mayor probabilidad de morir. Este hallazgo es crucial porque desafía la narrativa predominante de que la diferencia en las tasas de suicidio entre géneros se debe únicamente a la elección de métodos más letales por parte de los hombres. Aunque los métodos letales (armas de fuego, ahorcamiento) son un factor importante —dado que tienen tasas de letalidad del 85-90% frente al 3-8% de la intoxicación por medicamentos—, la evidencia de que los hombres completan más suicidios incluso con el mismo método sugiere que hay otros factores en juego.
Por tanto, aunque la elección de métodos letales sigue siendo un factor clave (los hombres usan armas de fuego en ~55-60% de los suicidios frente al ~30-34% de las mujeres, y ahorcamiento en ~24-28% frente al ~26-29%), no explica completamente la brecha. La mayor intención suicida y las diferencias en la ejecución del método son factores adicionales que desafían la narrativa reduccionista.
Y volvemos de nuevo al error fundamental de atribución. La narrativa predominante de que los hombres se suicidan más porque "usan métodos más letales" a menudo se enmarca como una atribución interna: los hombres eligen estos métodos debido a su "naturaleza" o a la "masculinidad tóxica" (por ejemplo, no buscan ayuda, son más impulsivos). Sin embargo, los estudios que muestran una mayor letalidad incluso con el mismo método sugieren que esta explicación es incompleta y que factores externos (como la falta de acceso a apoyo, el estigma contra la vulnerabilidad masculina, o las presiones sociales específicas) están siendo subestimados.
Por otro lado, para las mujeres, las explicaciones de sus intentos de suicidio tienden a centrarse en factores externos (opresión social, violencia de género, estrés por roles de cuidado), lo que también puede ser una forma de error fundamental de atribución al ignorar cómo las normas de feminidad podrían contribuir a comportamientos parasuicidas (como intentos menos letales para comunicar angustia). La idea de una mayor determinación suicida en los hombres desafía aún más estas narrativas simplistas, sugiriendo que el problema no es solo una cuestión de métodos, sino de cómo los contextos sociales y psicológicos llevan a los hombres a un punto de no retorno con mayor frecuencia. Si las normas de feminidad fomentan intentos menos letales como una forma de expresar angustia, y las normas de masculinidad empujan a los hombres hacia una mayor determinación suicida, ambas son formas de normas culturales dañinas (factores externos) que influyen en el comportamiento suicida, pero solo la "masculinidad tóxica" recibe atención como causa.
Resumiendo este apartado, la narrativa de que "los hombres se suicidan más porque usan métodos más letales" es una simplificación que queda debilitada por estos hallazgos. Al centrarse en los métodos, se corre el riesgo de ignorar factores más profundos, como la intención suicida, las barreras al acceso a ayuda, y las presiones sociales específicas que enfrentan los hombres. Esto es un claro ejemplo del error fundamental de atribución: se atribuye el suicidio masculino a factores internos (su elección de métodos, su "incapacidad" para buscar ayuda) mientras se subestiman los factores externos (estigma, falta de recursos, presiones económicas o familiares). Un enfoque más equilibrado reconocería que ambos géneros enfrentan desafíos externos e internos, y que la mayor determinación suicida en los hombres podría ser un síntoma de un sistema social que no está abordando adecuadamente sus necesidades.
Conclusiones:
Todo en esta vida es complejo y multifactorial y el suicidio desde luego lo es. Yo mismo he estado simplificando en exceso en esta entrada al hablar del “suicidio de hombres” y del “suicidio de mujeres” porque el conjunto de hombres no tiene para nada un riesgo y una tasa de suicidio similar. Entre regiones de España (las tasas de suicidio por ejemplo no son iguales en Asturias o Galicia que en Madrid o el Mediterráneo), entre grupos de edad, entre diferentes profesiones, entre diferentes grupos sociales, etc., hay grandes diferencias. Dentro del “suicidio de hombres” hay subgrupos cuyas tasas de suicidio son mucho mayores y es de suponer que tienen diferentes factores causales y desencadenantes.
Hay muchísimas cosas que no sabemos y que no entendemos del suicidio en general y del suicidio de los hombres en particular. Deberíamos ser humildes y seguir investigando en profundidad cada suicidio en busca de posibles factores de riesgo. Y cuando no sabemos algo y nos preguntan al respecto estaría bien contestar: “no lo sé” o “no sabemos” en lugar de sacarnos de la manga una entelequia como la “masculinidad tóxica” para quedarnos tranquilos y pretender que ya sabemos lo que ocurre en el suicidio masculino. Y no deberíamos utilizar dobles raseros ni el error fundamental de atribución para explicar las cosas que no sabemos. Porque como su propio nombre indica, el error fundamental de atribución es un error y un sesgo que nos impide avanzar.
Porque el problema de las explicaciones simples es que generan actuaciones simples, estrategias frente al suicidio simples, narrativas simples, literaturas sobre el suicidio absolutamente simples…, y al final se deciden inversiones y gastos ineficaces -y probablemente no muy simples sino costosos- que no solucionan ningún problema.
Hola, Pablo: una vez más, en vez de petrificar respuestas, formulas preguntas, por tanto, como siempre, un gran artículo. Solo añadiría un comentario. Al atribuir al ser de los hombres la causa de suicidio, lo que consigues es que no busquen ayuda. ¿Qué hombre va a buscar ayuda para salir de su desesperación si sabe que la respuesta que va a recibir es: tú tienes la culpa de tu desaliento?, y, evidentemente, ello lleva a que su única determinación sea quitarse la vida, sin errar, ni fallar, en su acción de autoasesinarse, dado que en vez de ayuda, va a recibir culpa, así que quienes le esitmatizan por ser hombre, pueden decir que se ha suicidado porque su soberbia masculinidad le paralizo en las busqueda de ayuda
Muy interesante 👍🏼