Hablábamos en la entrada anterior de la epidemia moralista que recorre Occidente, de esa especie de Olimpiada moral en la que cada día hay que batir los récords morales del día anterior y decíamos que era un fenómeno digno de estudio. El artículo que voy a comentar en esta entrada creo que nos da cuando menos una explicación parcial de este fenómeno. Se trata de un artículo de Molly Crockett, una investigadora especializada en temas relacionados con la moralidad, que se titula como esta entrada. La indignación moral es una poderosa emoción que motiva a la gente para avergonzar y castigar a los que se portan mal. Tiene un lado positivo: aumentar la cooperación y controlar a los malos. Pero el castigo tiene también un lado negativo: empeora el conflicto social al deshumanizar a los otros y lleva a una escalada en las contiendas. La indignación moral es tan antigua como la civilización pero lo que Crockett plantea es que los medios digitales,
La indignación moral en la era digital
La indignación moral en la era digital
La indignación moral en la era digital
Hablábamos en la entrada anterior de la epidemia moralista que recorre Occidente, de esa especie de Olimpiada moral en la que cada día hay que batir los récords morales del día anterior y decíamos que era un fenómeno digno de estudio. El artículo que voy a comentar en esta entrada creo que nos da cuando menos una explicación parcial de este fenómeno. Se trata de un artículo de Molly Crockett, una investigadora especializada en temas relacionados con la moralidad, que se titula como esta entrada. La indignación moral es una poderosa emoción que motiva a la gente para avergonzar y castigar a los que se portan mal. Tiene un lado positivo: aumentar la cooperación y controlar a los malos. Pero el castigo tiene también un lado negativo: empeora el conflicto social al deshumanizar a los otros y lleva a una escalada en las contiendas. La indignación moral es tan antigua como la civilización pero lo que Crockett plantea es que los medios digitales,