En esta entrada voy a comentar el artículo de 2018, The difference between ice cream and Nazis: Moral externalization and the evolution of human cooperation, de P.Kyle Stanford (aquí tenéis acceso al pdf), que toca el que es, para mí, uno de los misterios más intrigantes de la moralidad humana.
Gracias Pablo por tus artículos . Creo que nos gusta estar cerca de gente predecible ( en los temas sustanciales ) y podemos perdonar a gente no predecible ( su reacción frente a hechos tiene una componente subjetiva que a veces parece que lo determinan los dados ) pero en cualquier caso hay una carrera de méritos que situará a cada persona en nuestra mente donde los temas sustanciales tienen una puntuación preponderante .
Muy bueno el planteamiento. Me parece especialmente acertada la comparación con el dolor o el hambre: no basta con registrar información, necesitamos sentirla para que sea eficaz. Y algo similar con la moral: si no se sintiera como externa, se diluiría su poder regulador.
Es interesante el grado de pulsión que sentimos a la hora de exigir que se cumplan ciertos comportamientos, ¿no? Quicir, se puede llegar a un extremo donde "todo es moral (la mía que yo siento como incontestable)" y desarrollemos una patología de incompatibilidad con la vida social.
Seguramente porque esté diciendo una txorrada como un piano, pero allá voy, a tope de Dunning-Kruger.
Me refiero a que una persona que baña de moralidad todo comportamiento que considera inapropiado, según el texto que nos expones, se ve empujada a exigir el cese o modificación de esos comportamientos hasta el punto de no ser capaz de convivir con quienes no comparten esos valores morales.
Como el vegano que sale de su círculo de amigos, pero llevado a aspectos que para otros son más salvables. Comprar pan Bimbo es inmoral porque el primo del Sr. Bimbo niega el holocausto, por ejemplo. Y no pienso compartir desayuno con quien se atreva a tostar esa rebanada cruel.
Me parece muy interesante, aunque difícil, valorarlo en otras especies de mamíferos. ¿Está relacionado con el éxito de los grupos sociales, o reproductivo?
Gracias Pablo por tus artículos . Creo que nos gusta estar cerca de gente predecible ( en los temas sustanciales ) y podemos perdonar a gente no predecible ( su reacción frente a hechos tiene una componente subjetiva que a veces parece que lo determinan los dados ) pero en cualquier caso hay una carrera de méritos que situará a cada persona en nuestra mente donde los temas sustanciales tienen una puntuación preponderante .
Muy bueno el planteamiento. Me parece especialmente acertada la comparación con el dolor o el hambre: no basta con registrar información, necesitamos sentirla para que sea eficaz. Y algo similar con la moral: si no se sintiera como externa, se diluiría su poder regulador.
Es interesante el grado de pulsión que sentimos a la hora de exigir que se cumplan ciertos comportamientos, ¿no? Quicir, se puede llegar a un extremo donde "todo es moral (la mía que yo siento como incontestable)" y desarrollemos una patología de incompatibilidad con la vida social.
No te entiendo, Unai, no sé si podrías desarrollarlo un poco.
Seguramente porque esté diciendo una txorrada como un piano, pero allá voy, a tope de Dunning-Kruger.
Me refiero a que una persona que baña de moralidad todo comportamiento que considera inapropiado, según el texto que nos expones, se ve empujada a exigir el cese o modificación de esos comportamientos hasta el punto de no ser capaz de convivir con quienes no comparten esos valores morales.
Como el vegano que sale de su círculo de amigos, pero llevado a aspectos que para otros son más salvables. Comprar pan Bimbo es inmoral porque el primo del Sr. Bimbo niega el holocausto, por ejemplo. Y no pienso compartir desayuno con quien se atreva a tostar esa rebanada cruel.
Me parece muy interesante, aunque difícil, valorarlo en otras especies de mamíferos. ¿Está relacionado con el éxito de los grupos sociales, o reproductivo?