“Parece haber soluciones claras para todos los problemas, lo que contradice la complejidad de la vida real. Parece que si el paciente no puede encontrar su objetivo, Frankl le proporciona uno. Esto parecería asumir la responsabilidad del paciente y... disminuirlo como persona.”
-Rollo May, Existential Psychology
En esta entrada me atrevo a cometer un sacrilegio: criticar nada menos que El hombre en busca de sentido, la obra universalmente aclamada de Viktor Frankl, un hombre que a lo largo de su vida recibió 29 doctorados “honoris causa”, así como numerosos premios y condecoraciones, como el “Oskar Pfister” de la APA, la medalla “Albert Schweitzer”, la “Curia of the Great Badge of Honour” austriaca, la Estrella JF Kennedy, etc. En la cultura popular y como superviviente del Holocausto, a Frankl se le otorga una superioridad moral equiparándolo a figuras como Teresa de Calcuta, Gandhi o Nelson Mandela.
Sin embargo, creo que la psicología que subyace en su libro, y la logoterapia que deriva de ella, están sobrevaloradas y, en esencia, son profundamente erróneas. El error fundamental de Frankl, desde mi perspectiva, es confundir causa con consecuencia, presentando una visión optimista pero simplista de la condición humana. En este análisis, examinaré tres aspectos clave de su pensamiento: el sentido de la vida, la libertad existencial y la logoterapia, aunque su interconexión hará que se entrelacen. Vamos a verlo.
El Sentido de la Vida
Viktor Frankl sostiene que la principal motivación humana no es el placer (como decía Freud) ni el poder (como proponía Adler), sino la búsqueda de un sentido o propósito único para cada persona. Según él, este sentido puede encontrarse incluso en las peores circunstancias, como los campos de concentración. Frankl observó que los prisioneros que se aferraban a un propósito —como volver a ver a sus seres queridos, terminar un proyecto o soñar con un futuro mejor— parecían tener más fuerza psicológica para resistir las atrocidades del Holocausto. No todos los que tenían un sentido sobrevivieron, pero Frankl argumenta que este propósito aumentaba sus probabilidades de soportar el sufrimiento e, incluso, de sobrevivir físicamente al evitar rendirse por completo.
Mi crítica es que Frankl invierte la relación entre el sentido y la resiliencia. Él sugiere que encontrar un propósito fortalece la capacidad de resistir, pero yo creo que ocurre lo contrario: las personas con una mayor fuerza innata para vivir —lo que el filósofo Spinoza llamó conatus— son las que logran aferrarse a un sentido. Los millones de judíos que murieron en los campos no carecían de propósito: amaban a sus familias, soñaban con retomar sus trabajos, sus pasiones, sus vidas, igual que Frankl. Pero les faltó algo que no controlaban: fuerza biológica, resistencia emocional y, sobre todo, suerte. El sentido no causa la resiliencia; es un reflejo de la fortaleza que algunos tienen de manera innata.
No todos tenemos el mismo apetito por la comida o el mismo impulso sexual, y tampoco tenemos la misma capacidad para resistir adversidades. Algunos pueden correr una maratón completa; otros se agotan a los 5 kilómetros, no por falta de voluntad, sino por diferencias en su resistencia física o mental. Frankl, sin embargo, da a entender que todos podemos encontrar un sentido y resistir si "elegimos" hacerlo, como si fuera una fórmula universal. Esto suena a esas historias motivacionales de "yo bajé 40 kilos, ¡tú también puedes!". Pero no todos podemos, porque no todos partimos del mismo punto. Factores como la genética, el temperamento o las experiencias previas determinan cuánto podemos soportar, y Frankl apenas lo menciona.
Un ejemplo claro es el Test de la Golosina, un experimento famoso en psicología. En él, los niños que podían esperar para obtener una recompensa mayor (comer dos golosinas en lugar de una) tenían mejores resultados en la vida adulta. Pero esos niños no eran "mejores" porque usaran estrategias como contar o distraerse; más bien, su capacidad innata de autocontrol les permitía crear y sostener esas estrategias. En los campos de concentración, los prisioneros que mantenían un sentido podrían haber sido los que ya tenían una mayor resiliencia emocional, no porque el sentido en sí los salvara. Frankl confunde correlación con causalidad: el sentido no genera la resistencia, sino que surge de ella.
Es cierto que la relación puede ser bidireccional. Practicar estrategias, como visualizar un futuro o aferrarse a un propósito, podría fortalecer la resiliencia con el tiempo, igual que entrenar para una maratón puede ayudarte a correr más lejos. Pero Frankl ignora la dirección más importante: la fortaleza innata que permite a algunos encontrar sentido mientras otros, agotados física o mentalmente, no pueden. Su narrativa optimista sugiere que todos tenemos la misma "libertad interior" para elegir una actitud frente al sufrimiento, pero esto pasa por alto las diferencias biológicas y psicológicas que limitan esa capacidad. Un prisionero con más resistencia emocional podía imaginar a su familia y seguir adelante; otro, destrozado por el hambre o el trauma, podía perder esa habilidad, no por falta de amor o deseo, sino por su condición humana. La idea de Frankl es inspiradora, pero simplifica una realidad mucho más compleja.
A veces, cuando preguntamos a personas muy mayores, de 100 años o más, cuál es su secreto para vivir tanto, nos dan respuestas como 'comer muchas nueces' o 'tomar una copita de licor todas las tardes'. Pero está claro que no es el licor ni las nueces lo que las llevó a esa edad. La verdadera razón suele ser una combinación de una constitución física más fuerte, un sistema inmune robusto y, sobre todo, suerte. Esa fortaleza innata les permitió llegar a los 100 años y, de paso, disfrutar de su copita diaria. El punto es este: las razones por las que creemos que ocurren las cosas en nuestras vidas no siempre son las verdaderas causas
La Libertad Individual Humana
Una de las ideas centrales de Viktor Frankl en El hombre en busca de sentido es que, incluso en las peores circunstancias, como los campos de concentración, los seres humanos conservamos una libertad interior para elegir nuestra actitud frente al sufrimiento. Según Frankl, esta libertad nos permite trascender el dolor y encontrar un propósito, sin importar lo desesperada que sea la situación. Reconoce que la supervivencia física dependía en gran parte de factores externos, como la suerte, la salud o las decisiones arbitrarias de los guardias nazis. Sin embargo, su énfasis en la libertad de elegir una actitud puede dar la impresión de que aquellos que no encontraron un sentido "fracasaron" en algún aspecto (culpar a la víctima), una idea que resulta injusta y desconectada de la realidad.
Esta narrativa ha generado críticas importantes. El académico estadounidense Lawrence Langer, en 1982, calificó el libro de "casi siniestro" por reducir la supervivencia en el Holocausto a una cuestión de actitud positiva. Según Langer, esta visión simplista hace un flaco favor a los millones de judíos que perecieron, pues implica que no resistieron por falta de voluntad o propósito, cuando en realidad enfrentaron horrores inimaginables sin ninguna posibilidad de control. Frankl mismo pasó solo tres días en Auschwitz, donde las cámaras de gas eran una amenaza constante, antes de ser trasladado a Kaufering III, un subcampo de Dachau, donde trabajó primero en labores forzadas y luego como médico durante unos seis meses. Aunque las condiciones en ambos lugares eran brutales, Kaufering no tenía un programa sistemático de exterminio, lo que aumentaba las probabilidades de supervivencia. Si Frankl no hubiera sido trasladado, es probable que El hombre en busca de sentido nunca se hubiera escrito.
Pretender que en situaciones tan extremas como los campos de concentración una persona tiene un control significativo sobre su destino me parece ilusorio, un caso claro de wishful thinking. No hace falta sumergirse en el debate filosófico sobre el libre albedrío para ver que, en un entorno donde el hambre, el miedo y la muerte eran omnipresentes, la idea de "elegir" una actitud suena más a una necesidad psicológica que a una realidad práctica. Los seres humanos anhelamos sentir que tenemos control, pero en los campos, donde la vida dependía de la arbitrariedad de los guardias o de la pura casualidad, esa libertad interior era a menudo una quimera. Los millones de víctimas que no sobrevivieron no carecían de esperanza ni de amor por sus familias; simplemente, no tuvieron la oportunidad ni la fuerza para resistir un sistema diseñado para destruirlos.
La Logoterapia
Viktor Frankl desarrolló la logoterapia, una forma de psicoterapia existencial que pone la búsqueda de sentido en el centro de la vida humana. A diferencia de Freud, que veía el placer como el motor principal, o de Adler, que destacaba el poder, Frankl sostiene que nuestra mayor motivación es encontrar un propósito, incluso en las peores circunstancias, como el sufrimiento de los campos de concentración. Según él, el sentido no se busca pasivamente, sino que se descubre y se construye a través de la responsabilidad individual. Frankl identifica tres caminos principales para encontrar este sentido: realizar una tarea o proyecto que nos motive, amar a alguien en un sentido profundo que nos conecte con algo mayor, y aceptar el sufrimiento con valentía, dándole un significado incluso en el dolor.
En este apartado voy comentar cosas que dice Frankl en la segunda parte del libro, la dedicada a la Logoterapia, con los problemas que les veo. Dejo de lado cuando toca temas morales o psiquiátricos/psicológicos (como las neurosis noógenas) y me centro en lo que parece ser la base teórica o los fundamentos de la Logoterapia:
Cita 1 de Frankl: “En el hombre, la búsqueda del sentido de su vida constituye una fuerza primaria, no una ‘racionalización secundaria’ de sus impulsos instintivos. Este sentido es único y específico, en cuanto es uno mismo quien tiene que encontrarlo.”
Comentario: Frankl afirma que la búsqueda de sentido es la fuerza principal que nos impulsa, por encima de instintos como el placer o el poder. Pero, en mi opinión, esto es precisamente una racionalización de algo más instintivo y básico. No hay evidencia sólida que demuestre que el sentido es una fuerza primaria en sí misma; más bien, parece un constructo mental que surge de nuestra necesidad biológica de sobrevivir y adaptarnos. Como ya expliqué en la sección sobre el sentido de la vida, creo que la capacidad de encontrar un propósito depende de una fortaleza innata —lo que Spinoza llamó conatus— y de la suerte, no de una elección universal. Frankl invierte la causalidad: no es el sentido el que nos da fuerza, sino que quienes tienen más fuerza (emocional, biológica) son los que logran construir un sentido. En los campos de concentración, millones de personas tenían propósitos —amar a sus familias, retomar sus vidas—, pero eso no bastó para salvarlos. Al insistir en que todos podemos encontrar un sentido único, Frankl ignora las limitaciones humanas y las circunstancias extremas que pueden anular esa capacidad.
Cita 2 de Frankl: “Hace años se realizó en Francia una encuesta de opinión. Los resultados demostraron que el 89% de la población reconocía necesitar “algo” por lo que vivir.”. Ademas, el 61% afirmaba tener algo o a alguien por lo que daría la vida”.
Comentario: Creo que la gente está racionalizando también. ¡Qué casualidad que la gran mayoría encontremos el sentido de la vida y sigamos adelante con ella.! Si le preguntamos a la gente por qué daría su vida seguramente nos hablaría de su mujer o sus hijos, por ejemplo. Pocas cosas hay que den más sentido a la vida que los hijos. Esto tiene poco de descubrimiento filosófico intelectual y mucho de impulso instintivo. También nos dirían que estarían dispuestos a dar su vida por sus ideas. Eso es exclusivo del animal humano pero también tiene mucho de compromiso con la tribu o el grupo, lo que tiene también un componente instintivo.
Por otro lado, las cosas en las que reside el sentido: trabajo, amor y aguantar el sufrimiento, son bastante generales y accesibles a la mayoría de seres humanos. Creo que la vida normal de cualquier persona sana provee a las personas de ese sentido. Cualquier niño que se desarrolle normalmente va a tener una madre y un padre y tenemos mecanismos psicológicos que nos hacen amar a nuestros familiares y amigos. También tenemos la capacidad de trabajar y de sentir satisfacción por los resultados del trabajo. Asimismo, tenemos la naturaleza, la música, el baile, el arte, la literatura y cantidad de cosas que nos aportan placer, admiración, conexión y disfrute.
Por último, estoy de acuerdo en que las personas necesitamos una narrativa o una historia que nos de un sentido de pertenencia y de ubicación ante la muerte y el sufrimiento. Pero la cultura nos ofrece de diversas maneras esas narraciones (religiosas, políticas, ideológicas, espirituales…) para enfrentarnos al sufrimiento. Frankl presenta la búsqueda de sentido como una tarea intelectual, pero en realidad, para la mayoría, el sentido ya está ahí, tejido en la vida cotidiana.
Cita 3 de Frankl: “Según Sartre, el hombre se inventa a sí mismo, concibe su propia ‘esencia’, es decir, lo que debería ser o tendría que ser. Yo afirmo, sin embargo, que el hombre no inventa el sentido de la vida, sino que lo descubre.”
Comentario: Frankl insiste en que el sentido de la vida no es algo que creamos, como propone el filósofo existencialista Jean-Paul Sartre, sino algo que descubrimos, como si existiera fuera de nosotros, esperando ser encontrado. Esta es una postura respetable, pero muy cuestionable. Otros pensadores, como el filósofo David Benatar, argumentan que la vida no tiene un sentido “cósmico” o trascendental: todos moriremos, nuestros descendientes desaparecerán y, eventualmente, la humanidad misma se extinguirá. Sin embargo, Benatar sugiere que podemos crear un sentido “micro” en nuestra vida cotidiana, a través de nuestras relaciones con la familia, los amigos o los proyectos que nos apasionan. En otras palabras, el sentido no está “ahí fuera” para ser descubierto, como dice Frankl, sino que lo construimos nosotros mismos según nuestras necesidades y experiencias.
Cita 4 de Frankl: “Los campos de concentración nazis dan fe de que los prisioneros más aptos para la supervivencia fueron los que se sabían esperados por algún ser querido o les apremiaba acabar una tarea o cumplir una misión (experiencia que confirmarían los psiquiatras norteamericanos en Japón y Corea)”.
Comentario: Pues no. La mayoría de los 6 millones de judíos que murieron en el Holocausto tenían seres queridos que les esperaban y cosas en la vida que hacer. Lo de misión suena muy grandilocuente…¿qué es una misión en la vida? ¿criar tus hijos es una misión en la vida?. Pues la mayoría de los que fallecieron tenían esas y otras misiones en la vida y no sobrevivieron. Como ya he dicho más arriba, Frankl comete continuamente la falacia "a posteriori" o post hoc ergo propter hoc, que dice que si un evento sucede después de otro, el segundo es consecuencia del primero. Se fija sólo en algunos casos en los que había un fuerte deseo de vivir y sobrevivieron y deduce que un fuerte deseo de vivir, de realizar una misión o de tener un sentido te hace sobrevivir. Pero ignora a la enorme mayoría que también tenía eso y no sobrevivieron. Es una forma de pensar similar a toda esa narrativa guerrera contra el cáncer según la que si luchas puedes vencerlo. Yo he visto luchar a muchas personas muy vitalistas, con todo el sentido de la vida y con toda la ilusión por vivir, fallecer por un cáncer terriblemente agresivo. Frankl es probablemente el exponente máximo de esta filosofía de autoayuda de “Si quieres, puedes”. Pero esta filosofía de Frankl, con su mensaje de “siempre puedes", simplifica la realidad y pasa por alto un hecho doloroso: muchas veces, por más que quieras, no puedes.
Cita 5 de Frankl: “En mi caso, cuando fui internado en el campo de Auschwitz me confiscaron un manuscrito listo para su publicación. Sin duda mi intenso deseo de reelaborar ese libro me ayudó a sobrellevar los inhumanos rigores del campo. Por ejemplo, cuando caí enfermo de tifus en un campo de Baviera, para soportar los delirios de la fiebre anotaba en míseras tiras de papel ideas y palabras clave que me servirían para redactar de nuevo el texto, si si sobreviviera al día de la liberación. estoy convencido que ese esfuerzo, al límite de mi resistencia, me ayudo a superar el riesgo de un colapso cardiovascular”.
Comentario: Estamos de acuerdo en que tener algo que hacer y en lo que ocuparse es mucho mejor que pasar las horas sin hacer nada. Victor Klemperer fue otro profesor y escritor judío que escribía en el campo de concentración y que sobrevivió . Pero, de nuevo, entre los judíos de los campos había gran cantidad de intelectuales, profesores, escritores, etc., con esos mismos tipos de proyectos intelectuales o profesionales y, sin embargo, no sobrevivieron. Y repito lo dicho más arriba, el límite de la resistencia no es el mismo para todas las personas. Frankl pudo hacer eso porque su resistencia y sus fuerzas eran mayores a las de otras personas y no al revés.
Cita 6 de Frankl: “Al cabo de un rato hice otra pregunta a todo el grupo. Les pregunté si un chimpancé con el que se había experimentado el suero de la poliomielitis, un animal al que inyectaban continuamente, podría percibir el sentido del sufrimiento. Unánimemente contestaron que no. El chimpancé no puede entrar en el mundo del hombre, y el mundo del hombre es el único lugar donde se comprende el sufrimiento. Después formulé las siguientes cuestiones: ‘¿Y qué hay del hombre? ¿Tienen la seguridad de que lo humano constituye el término de la evolución? ¿No es concebible otra dimensión, un mundo más allá del mundo del hombre, un mundo donde la pregunta sobre el sentido del sufrimiento obtenga una respuesta?’ [...] Este sentido último excede, lógicamente, la capacidad intelectual del hombre; en logoterapia se llama ‘suprasentido’. Al hombre no se le exige, como predican los filósofos existencialistas, que soporte lo absurdo de la vida, sino que asuma racionalmente su capacidad para captar la sensatez incondicional de la vida. El logos es más profundo que la lógica.”
Comentario: Aquí, Frankl aborda el problema del mal —por qué existe el sufrimiento si el mundo tiene un sentido— y propone una especie de teodicea, una explicación de por qué un universo ordenado permite tanto dolor. Compara al ser humano con un chimpancé incapaz de entender el propósito de su sufrimiento, sugiriendo que nosotros, a su vez, no podemos comprender un “mundo más allá” donde el sufrimiento tendría una respuesta. Este “suprasentido”, que trasciende la lógica humana, suena a una alusión velada a Dios o a un orden trascendente, aunque Frankl evita nombrarlo directamente. Para él, aceptar este suprasentido requiere una confianza que se parece mucho a la fe, similar a lo que algunos creyentes cristianos dicen: que el problema del mal no tiene solución lógica y solo puede resolverse confiando en un propósito divino que veremos en otra vida.
Pero esta ambigüedad parece intencional. Al hablar de un “mundo más allá” sin mencionar explícitamente a Dios, Frankl hace que su logoterapia sea accesible tanto para creyentes como para escépticos. Los primeros pueden interpretar el suprasentido como una referencia a lo divino, mientras que los segundos lo ven como una idea filosófica abstracta. Es una hipótesis.
Cita 7 de Frankl: “Como profesor de dos disciplinas, neurología y psiquiatría, soy plenamente consciente de que el hombre está sujeto a las condiciones biológicas, psicológicas, y sociales. Pero, ademas, de profesor en estos dos campos, soy superviviente de otros cuatro -de concentración, se entiende-, y como tal quiero testimoniar el incalculable pode del hombre para descifrar y luchar contra las peores circunstancias que quepa imaginar”.
Comentario: La traducción de este párrafo sería algo así como: soy consciente de las influencias y limitaciones de las condiciones biológicas, psicológicas y sociales pero la voluntad humana se las puede saltar.
Fuente: la autoridad que me da haber sobrevivido a cuatro campos de concentración.
Recuerdo que Frankl estuvo sólo tres días en Auschwitz y en algunos de los campos hizo labores de psicólogo, como en Theresienstadt donde trabajó en el departamento de salud mental, proporcionando psicoterapia y organizando programas culturales. Creó un "escuadrón de choque" para prevenir suicidios, lo que era útil para los nazis, ya que el suicidio estaba prohibido en el gueto. En otros trabajó como médico, por ejemplo en Türkheim, donde atendió a pacientes con tifus y fue jefe de bloque. Su trayectoria y sus experiencias, aunque duras, fueron mucho más privilegiadas que las de millones de prisioneros que enfrentaron trabajos forzados, hambre extrema o las cámaras de gas sin ninguna oportunidad.
Al basar su logoterapia en su propia supervivencia, Frankl proyecta su caso como una verdad universal, sugiriendo que cualquiera con suficiente voluntad puede desafiar las peores circunstancias. Pero esto ignora la realidad de los seis millones de judíos que murieron, muchos de los cuales tenían la misma determinación, amor por sus familias y propósitos en la vida. Su supervivencia no dependió solo de su voluntad, sino de su fortaleza física, resistencia emocional y, sobre todo, suerte. Al exaltar el “incalculable poder” humano, Frankl simplifica la experiencia del Holocausto y refuerza su narrativa de autoayuda, que suena a wishful thinking frente a la brutalidad de los campos, donde la voluntad a menudo no era suficiente.
Cita 8 de Frankl: “No es concebible una situación que condicione al hombre de tal modo que lo prive de la mínima libertad. Por consiguientes al neurótico y aún al psicótico les queda también un resquicio de libertad, por pequeño que sea. La psicosis no roza siquiera el núcleo íntimo de la personalidad del paciente.”
Comentario: Había dicho que no iba a entrar en cuestiones psiquiátricas pero es que esta opinión de Frankl es bastante fuerte. En las psicosis, especialmente en casos graves como la esquizofrenia o el trastorno bipolar en fases agudas, la capacidad de juicio, la percepción de la realidad y la volición pueden estar profundamente alteradas. Durante un episodio psicótico agudo, la libertad del paciente para tomar decisiones conscientes y racionales puede estar severamente comprometida, hasta el punto de ser prácticamente inexistente en algunos momentos. Por ejemplo, un paciente con delirios paranoides o alucinaciones imperativas puede actuar bajo la influencia de estas experiencias, sin un control significativo sobre sus decisiones. Esto choca con la idea de Frankl de que siempre queda un margen de libertad.
Dicho esto, Frankl tiene un punto en un sentido más amplio: fuera de los episodios agudos, o en casos de psicosis menos severas, muchos pacientes conservan cierta capacidad de reflexión y agencia. La psicosis no "borra" completamente la personalidad, y en momentos de estabilización, los pacientes pueden encontrar sentido o ejercer cierta libertad en cómo enfrentan su condición. Pero afirmar que siempre queda un resquicio de libertad es una generalización optimista que no se sostiene en todos los casos, especialmente en los más graves.
Conclusiones
Millones de judíos, con vidas plenas de amor, proyectos y sentido, murieron sin la oportunidad de ejercer esa "libertad existencial" que Frankl exalta. Su breve paso por Auschwitz y su supervivencia en campos menos letales le dieron una perspectiva que, aunque válida, no refleja la experiencia de la mayoría, que enfrentaron un destino mucho más brutal.
Su énfasis en la resiliencia, el suprasentido y la capacidad humana de encontrar sentido en cualquier circunstancia es tan optimista que resulta ilusorio, un caso claro de wishful thinking. En los campos de concentración, donde la aleatoriedad y la brutalidad dictaban el destino, la idea de que el sentido podía salvar vidas era a menudo una quimera. Millones de víctimas no perecieron por falta de propósito, sino por el hambre, el trauma y la pura mala suerte. El hombre en busca de sentido busca inspirar, y su mensaje ha tocado a generaciones. Pero al proyectar su propia supervivencia como una verdad universal, Frankl simplifica la complejidad del sufrimiento humano y pasa por alto la cruda realidad de las cámaras de gas.
Bueno, pues ya está, alguien tenía que decirlo: el emperador está desnudo.
Pablo, me he permitido pedirle a Gemini de Google una perspectiva crítica del debate. Te comparto su respuesta:
Análisis Crítico de la Postura de Viktor Frankl
La filosofía de Frankl, expuesta en "El hombre en busca de sentido", no se ha convertido en un clásico por accidente. Sus fortalezas son innegables, pero también presenta vulnerabilidades que la crítica de Malo explota con eficacia.
Puntos Fuertes y Contribuciones:
* Poder Terapéutico y Humanista: Frankl ofrece una alternativa poderosa al determinismo psicológico (como el de Freud). Al centrarse en el sentido, la responsabilidad y la libertad interior, empodera al individuo. Para una persona que sufre, la idea de que puede encontrar un propósito y elegir su actitud puede ser un salvavidas psicológico y un motor para el cambio.
* Valor de la Narrativa Personal: Frankl subraya la importancia de tener una historia que nos guíe, un "porqué" para vivir. Esta idea es fundamental en muchas terapias modernas. La capacidad de construir una narrativa coherente sobre nuestro sufrimiento es una herramienta de afrontamiento muy real.
* Universalidad de las Fuentes de Sentido: Las tres vías que propone para encontrar sentido (el trabajo, el amor y la actitud ante el sufrimiento) son lo suficientemente amplias y universales como para que cualquier persona pueda identificarse con ellas y aplicarlas en su vida.
Debilidades y Puntos Cuestionables:
* Generalización a partir de la Experiencia Personal (Falacia del Superviviente): Este es el punto más débil y el que Malo ataca con más fuerza. Frankl construye una teoría universal a partir de su experiencia personal y de la observación de otros supervivientes. Ignora al grupo de control más importante: los millones que, a pesar de tener familias, proyectos y amor por la vida, no sobrevivieron. Esto es un sesgo de supervivencia clásico.
* Riesgo de Simplificación Excesiva: Su mensaje puede ser fácilmente destilado en un eslogan de autoayuda del tipo "la actitud lo es todo". Esto ignora la inmensa complejidad de los factores biológicos, sociales y, sobre todo, la suerte, que determinan la supervivencia en situaciones extremas.
* Potencial de Culpabilización Involuntaria: Como señala la crítica, la insistencia en la "última de las libertades humanas" puede llevar a la conclusión, aunque no sea la intención de Frankl, de que quienes se derrumbaron tuvieron una falla de carácter o voluntad, en lugar de ser víctimas aplastadas por un sistema inhumano.
Análisis Crítico de la Postura de Pablo Malo (La Crítica)
La crítica de Malo es lógica, rigurosa y aporta una perspectiva científica y realista necesaria. Sin embargo, también tiene sus propios posibles puntos ciegos.
Puntos Fuertes y Contribuciones:
* Rigor Lógico y Científico: Malo introduce conceptos como el conatus de Spinoza y el rigor del pensamiento causal (correlación no implica causalidad). Su argumento de que la resiliencia es la causa y el sentido la consecuencia es lógicamente sólido y está más alineado con una visión neurobiológica moderna.
* Corrección Humanitaria: Al centrar la atención en la suerte y la brutalidad del sistema, su crítica defiende la memoria de las víctimas. Rescata la discusión del ámbito de la auto-superación individual y la devuelve a la realidad del trauma y la catástrofe histórica.
* Desenmascaramiento de la Filosofía "Si Quieres, Puedes": Malo hace una excelente labor al conectar la filosofía de Frankl con la cultura moderna de la autoayuda, que a menudo vende narrativas de éxito individual ignorando las barreras estructurales y biológicas.
Debilidades y Puntos Cuestionables:
* Riesgo de Reduccionismo Biológico: Al enfatizar tanto la "fuerza innata" o el conatus, la crítica puede caer en el extremo opuesto: una especie de determinismo biológico. Podría interpretarse que nuestra capacidad de afrontamiento está predeterminada por nuestra biología, minimizando el poder de la psicología, las estrategias cognitivas y la propia narrativa.
* Subestimación de la Relación Bidireccional: Si bien es probable que la resiliencia innata sea el motor principal, la relación entre actitud y fortaleza podría ser un bucle de retroalimentación. Tener una fortaleza inicial permite buscar un sentido, pero el acto de encontrarlo y aferrarse a él puede, a su vez, reforzar esa misma fortaleza. La crítica de Malo presenta la causalidad como una calle de un solo sentido, cuando podría ser de dos.
* Minusvaloración del Rol de la Agencia Subjetiva: La crítica, en su afán de ser objetiva y materialista, podría minusvalorar la experiencia subjetiva del individuo. Para la persona que sufre, el sentir que tiene una elección o un propósito tiene un efecto real, independientemente de si es la "causa última" de su supervivencia. La psicología no es solo sobre causas biológicas, sino también sobre experiencias fenomenológicas.
Síntesis y Perspectiva Integradora
En lugar de ver ambas posturas como mutuamente excluyentes, es más productivo verlas como dos lentes que enfocan diferentes aspectos de una realidad compleja. Representan la clásica tensión entre agencia y estructura.
* Frankl es el campeón de la agencia humana. Su mensaje es prescriptivo: nos dice lo que podemos y debemos hacer para vivir una vida con sentido, incluso en el límite. Es una filosofía para la vida.
* Malo es el defensor de la estructura y la biología. Su análisis es descriptivo: nos dice lo que probablemente ocurrió desde una perspectiva lógica y materialista. Es una filosofía para el análisis crítico.
Una visión integrada reconocería que nuestra capacidad para soportar el sufrimiento es una compleja interacción entre nuestra disposición innata (el punto de Malo) y las narrativas y estrategias psicológicas que construimos y utilizamos (el punto de Frankl).
Frankl nos da una herramienta de esperanza, mientras que Malo nos da una herramienta de realismo. Ambas son necesarias para comprender la condición humana.
Nunca me gustó ni este libro ni la “filosofía” que hay detrás de él. No le encontraba “sentido”. Me parece una “precuela” de “El Secreto” y de todo el movimiento New Age. Pero cualquiera contradecía al gran gurú! Me tranquiliza comprobar que no soy el único 😜