Una crítica de la Moral Objetiva.
-El terrorista de unos es el luchador por la libertad de otros . -Anónimo
Esta entrada es un comentario al libro de David Cerdá El Bien es Universal. Una defensa de la Moral Objetiva. Muchas de estas cosas las he tratado en entradas anteriores pero las voy a recopilar aquí. David defiende una postura que se llama Realismo Moral que consiste en pensar que existen hechos morales objetivos, es decir, que algunas afirmaciones morales son verdaderas independientemente de lo que pensemos, sintamos o creamos sobre ellas. Os recomiendo el libro a los interesados en este tema y en entender la postura de los realistas morales. Sin embargo, esta concepción de la moral tiene muchos problemas sobre los que se viene debatiendo desde hace siglos, David y yo no somos muy originales a este respecto. Aquí voy a resumir algunos de los problemas que tiene esta visión de la moral y del mundo.
1-Las creencias morales se viven como objetivas y universales
Este primer problema lo he tratado en una entrada anterior por lo que no me voy a extender aquí. Las convicciones morales son diferentes a otras convicciones o creencias y se viven como objetivas y universales. Es una intuición un sentimiento, un feeling, que forma parte del diseño de nuestra mente moral. Si no tuviéramos esa intuición o esa emoción interior de que las normas morales son objetivas entonces la moral no serviría de nada y no cumpliría su función de mantener la colaboración y cooperación en los grupos sociales y, en el fondo, mantener la propia existencia de los grupos sociales humanos que sin moralidad habrían colapsado. Si yo siento que una norma moral no es objetiva no me voy a sentir obligado a cumplirla. Si matar es como llevar calcetines a cuadros o de rombos y es un acuerdo o una preferencia pues la moral no tendría el poder de obligación y de compromiso que tiene. Y gracias a eso funciona la moral. Así que creo que la objetividad de la moral es en esencia una intuición o emoción que forma parte del propio diseño de la moral. Luego los filósofos lo intentan justificar con la razón y buscan justificaciones y explicaciones racionales pero no hay que perder de vista que eso puede ser un maquillaje externo a posteriori.
El realista moral es muy lógico y sensato cuando sostiene que sus creencias morales son objetivas porque ha sido diseñado para tener esas creencias. Son cosas que nos dice el sentido común. Pero muchas veces las verdades científicas son contraintuitivas y desafían el sentido común. Si a mí me preguntaran basándome en mi experiencia subjetiva sobre la Tierra yo diría que es plana pero sabemos que no lo es. Como digo en esa entrada, una persona enamorada suele pensar que el objeto de su amor es la persona ideal para él y que no hay otra persona en el mundo como ella. Puede ser verdad pero también puede no serlo. Dicho con la terminología que se usa en investigación científica, hay un “conflicto de intereses” porque el enamoramiento es una adaptación que incluye tener esos sentimientos y pensamientos hacia la persona amada. Si un filósofo dice que la vida merece la pena, es pro-natalista y considera que tener hijos es un bien, tiene un conflicto de intereses porque los seres vivos han sido diseñados para reproducirse y dejar copias de sus genes y un filósofo es un ser vivo. Así que la idea de si la vida tiene sentido o merece la pena ser vivida hay que examinarla de manera muy rigurosa, independientemente de intuiciones. Lo mismo con el realismo moral.
Esa intuición de objetividad no tiene por qué ser un reflejo de una verdad externa, sino una herramienta psicológica que evolucionó porque funciona. Si no sintiéramos que "robar está mal" y es algo universal, no nos molestaríamos en castigarlo ni en sentirnos mal por hacerlo. La moral necesita esa ilusión de objetividad para mantener la cooperación y la supervivencia de los grupos. Sin ella, los grupos humanos se desintegrarían en un caos de intereses individuales. Así que al afirmar la objetividad de la moral tenemos que estar seguros de que no nos afecta esta ilusión de objetividad encarnada en nuestro diseño.
2-¿Qué es la moral? Definición y concepto de la moralidad humana
Un segundo problema viene por la forma de entender la moralidad. Es muy importante para todo lo que se pueda decir después empezar por entender qué es la moralidad, una definición si queremos, aunque me refiero más a una comprensión que a una definición. En terminología médica diría que es importante tener un buen diagnóstico para luego plantear un pronóstico o un tratamiento.
David repite mucho en el libro que la moralidad es un saber. Habla en algún momento de que implica emociones pero su énfasis está repetidamente en que es un saber o conocimiento. Para él hay conocimientos que reflejan mejor la realidad, como que el sol no es un dios y lo mismo ocurriría con la moral. Hay pueblos atrasados que tienen unos conocimientos morales erróneos o trasnochados.
Sin embargo, la concepción de la moral que se desprende de los conocimientos científicos que nos enseñan diferentes disciplinas (la psicología moral, la filosofía moral, la teoría de la selección natural, la antropología, etc.) no indican que la moral es un conocimiento, la razón juega un papel pero hay más cosas. La visión más aceptada es que la moralidad es una “tecnología” biológica y cultural que existe porque favorece la cooperación de los grupos humanos y la resolución de los conflictos inherentes a la vida social en grupo. Es una capacidad humana -en ese sentido similar al lenguaje- que actúa como pegamento de los grupos humanos. Sin la moral la vida de los grupos humanos colapsaría. Como el lenguaje, la moral tiene un componente biológico (emociones como la simpatía o la lealtad, el sentimiento de justicia, la culpa, la vergüenza, la confianza, etc.) y un componente cultural y racional. Para ver las diferentes emociones morales que van surgiendo en las diferentes etapas de la evolución humana recomiendo el libro A Better Ape: The Evolution of the Moral Mind and How it Made Us Human, de Victor Kuman y Richmond Campbell.
Es evidente que no se habla la misma lengua en todos los lugares del mundo pero todos los pueblos humanos tienen una lengua, como tienen una moralidad, aunque las normas concretas en cada lugar no sean coincidentes. Coinciden en el fondo, no en la forma. Es decir, hay principios morales universales (como ha mostrado Scott Curry) pero no hay normas universales. Hay principios como amar a tu familia, defender a tu grupo o reciprocar que se cumplen en todas partes pero la forma de honrar o de amar a la familia es diferente en China que en España. Y la lealtad no es a cualquier grupo, es al endogrupo, a nuestro grupo. Es importante entender esta universalidad: en ningún lugar del mundo esta considerado moralmente bueno que no cuides a tus hijos y que los mates o que huyas de la batalla y no defiendas o tu grupo o que mates al que te haga un favor. Es universal que trates bien a quien te ha tratado bien y que defiendas a tu grupo.
Si esta visión de la moral es acertada nos esta diciendo dos cosas cuya importancia no podemos infravalorar:
1- La moral es un medio para un fin
2- El fin es el bien del grupo. El norte, lo que nos marca la brújula, en el tema de la moralidad es el bien del grupo. Todo está supeditado y en función del bien del grupo. Esta es toda la razón de ser de la moral.
Y si la moral humana no es un saber (o no es sólo o principalmente un saber) esto es muy importante a la hora de plantear soluciones a muchos de los problemas de convivencia que tenemos por culpa de la moral. Un ejemplo. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) dice:"Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas, que todos los hombres son creados iguales”. Pero, pesar de eso, la esclavitud seguía siendo legal y profundamente arraigada en las colonias americanas, especialmente en el sur. La contradicción es evidente, no era un problema de saber. Igualmente, me parece que no va a ocurrir que le digas a sociedades que practican las diversas formas de mutilación genital femenina (y masculina) que eso es hacer un daño y que ellos van a decirte: “¡caramba es verdad, no nos habíamos dado cuenta, dejamos de hacerlo!”. Las cosas son más complicadas con cantidad de razones económicas, políticas y culturales para esa contradicción. Hay que entender la función que cumplen las normas en una sociedad para intentar cambiarlas. Si mi concepción de la moral es acertada, entonces la moral es un medio para conseguir un fin y hay que saber qué es lo que esas normas se supone que están posibilitando para modificarlas. Recomiendo leer esto que cuenta Michael Morris en su libro Tribal acerca de cómo se ha ido consiguiendo ir acabando con la práctica de la mutilación genital femenina en algunos lugares de África.
3-La Moral humana es tribal: Moral del Endogrupo y moral del Exogrupo
Para mí este punto, derivado del anterior, es el que más desbarata la visión del Realismo Moral y lo voy a tratar con mayor extension: no existe una única comunidad moral humana, no existe una única moral, hay por lo menos dos morales: la moral del endogrupo y la moral del exogrupo, la moral del Nosotros y la moral del Ellos. Entender esto es fundamental y no entenderlo es errar el tiro irremediablemente al hablar de moral. Intereses distintos implica morales distintas. Es duro y contraintuitivo pero todo indica que es cierto. No es sólo teoría sino que la realidad que vivimos todos los días es muy elocuente. Vamos primero con un poco de teoría.
Richard Alexander, un biólogo evolucionista conocido por sus trabajos sobre el comportamiento social y la moralidad, aborda en sus escritos la idea de que la moralidad está influenciada por los intereses de los individuos o grupos. Alexander argumenta que la moralidad no es un conjunto universal de reglas absolutas, sino que surge como un producto de la evolución y las interacciones sociales, moldeado por los intereses de quienes la practican. En su visión, los seres humanos, como organismos sociales, desarrollamos sistemas morales que reflejan nuestras necesidades, deseos y estrategias para sobrevivir y prosperar en un entorno competitivo. Esto implica que lo que consideramos "moral" puede variar dependiendo de los intereses en juego: lo que beneficia a un individuo o grupo puede entrar en conflicto con lo que beneficia a otro, dando lugar a diferentes códigos morales.
Por ejemplo, Alexander sugiere que comportamientos como el altruismo o la cooperación, que a menudo asociamos con la moralidad, no son intrínsecamente "nobles", sino que pueden entenderse como estrategias que evolucionaron porque favorecen a quienes las practican (o a sus genes) en ciertos contextos. Sin embargo, cuando los intereses divergen —digamos, entre dos grupos compitiendo por recursos— las normas morales de cada uno pueden justificarse internamente, pero parecer inmorales desde la perspectiva del otro. Este relativismo moral no significa que todo sea arbitrario, sino que está anclado en las condiciones materiales y sociales que enfrentan las personas. La visión de Richard Alexander, y otros autores que tienen en cuenta la teoría de la evolución, con su énfasis en la moralidad como un producto de intereses evolutivos y sociales, plantea tensiones interesantes con el realismo moral, que sostiene que existen hechos morales objetivos independientes de las creencias, deseos o contextos de los individuos.
El realismo moral argumenta que ciertas afirmaciones morales (como "matar por placer está mal") son verdaderas o falsas en virtud de hechos objetivos sobre el mundo, no simplemente porque las personas o culturas las acepten. Estos hechos morales serían tan reales como los hechos físicos, existiendo independientemente de nuestras percepciones o intereses. Filósofos como Derek Parfit o David Enoch han defendido esta postura, sugiriendo que la moralidad tiene una base normativa que trasciende las contingencias humanas. Pero la perspectiva de Alexander, arraigada en la biología evolutiva, ve la moralidad como una adaptación funcional. Para él, lo que llamamos "moral" es un conjunto de reglas y comportamientos que emergen porque han sido útiles para la supervivencia y la reproducción, y estos están moldeados por los intereses de los individuos o grupos. Desde este punto de vista, la moralidad no sería objetiva en un sentido absoluto, sino relativa a las condiciones y necesidades de quienes la practican. Si los intereses cambian, las normas morales también podrían hacerlo, lo que choca con la idea de una moral fija e independiente.
El realismo moral requiere que haya verdades morales que no dependan de factores subjetivos como los intereses, mientras que Alexander sugiere que los intereses son precisamente lo que da forma a la moralidad. Un realista moral podría argumentar que Alexander solo describe cómo los humanos descubrimos o aplicamos la moralidad en la práctica, pero no refuta que existan hechos morales objetivos subyacentes. Por ejemplo, podrían decir que el interés en cooperar no inventa la bondad de la cooperación, sino que revela una verdad moral preexistente. Sin embargo, Alexander podría contraargumentar que esta apelación a hechos objetivos es una ilusión: si la moralidad siempre está vinculada a intereses evolutivos, entonces cualquier "objetividad" que percibamos es solo una proyección de lo que nos ha funcionado como especie. Desde su perspectiva, el realismo moral podría ser una especie de autoengaño útil, una narrativa que refuerza la cohesión social, pero no una descripción de la realidad última.
Algunos filósofos han intentado puentes entre estas posturas. Por ejemplo, el "constructivismo moral" podría decir que la moralidad es objetiva en el sentido de que surge de principios racionales o universales (como la reciprocidad), pero sigue siendo dependiente de las condiciones humanas, lo que podría alinearse parcialmente con Alexander. Sin embargo, un realista moral estricto probablemente rechazaría esto como insuficiente, insistiendo en que la objetividad debe ser independiente incluso de nuestra naturaleza como especie. La visión de Alexander (y evolucionista en general) pone en jaque al realismo moral al mostrar cuán profundamente nuestras intuiciones morales están ligadas a factores contingentes. Pero el realismo moral podría sobrevivir si logra demostrar que hay principios morales que trascienden esos intereses, algo que no es fácil de probar empíricamente.
Vamos a bajar al barro, porque todo esto suena muy teórico y abstracto y personalmente no me gustan las cosas abstractas. Es que tenemos pruebas muy claras de que todo esto que dice la teoría de la evolución de que hay una moral del Nosotros y otra moral del Ellos es verdad. La realidad que estamos viviendo ahora por ejemplo en el conflicto Israel/Hamas confirma que al haber intereses distintos hay morales distintas y que tiene razón Alexander. O el conflicto entre Ucrania y Rusia. No existe en la especie humana una norma moral objetiva y universal de no matarás. Al del grupo rival, al del grupo enemigo sí le puedes (e incluso debes) matar. Hamas, cuando secuestra o mata gente, cree que está haciendo algo justificado que es luchar contra un enemigo que les está robando la tierra y les esta oprimiendo. Israel también cree que bombardear y matar niños está bien porque son acciones de defensa propia ya que están en juego no ya sus intereses sino su propia supervivencia. En el conflicto Ucrania/Rusia ocurre lo mismo con matices.
David se resiste a estas evidencias con dos argumentos que me parece muy débiles. Uno de ellos es decir que el conflicto Israel/Hamás es política y no tiene nada que ver con la moral. Esto no resiste la exploración más básica. Claro que en el hecho de bombardear ciudades y que mueran niños inocentes, que no son combatientes, está implicada la moral. Si consideras que eso es malo moralmente no lo harías. En el fondo para eso esta la moral, para que no hagamos ciertas cosas que consideramos malas. La esencia de un juicio moral es la producción de un daño intencionado por un agente sobre un paciente. Bombardear ciudades es una acción moral porque inflige un daño intencionado a personas desarmadas que no pueden defenderse.
El segundo argumento es que Hamás o Israel no son agentes morales, que los agentes morales sólo son las personas. Yo considero que el gobierno de Israel que toma la decisión de bombardear es un agente moral porque es el que origina la acción cuya moralidad estamos juzgando. También el núcleo de dirección de Hamas es el que pone en marcha la acción de secuestrar violar y matar a gente que está en un festival de música. Evidentemente, tanto el gobierno de Israel como la dirección de Hamás está compuesta por personas, vale. Pero imaginemos por ejemplo que un gobierno o institución tiene que indemnizar a un ciudadano por algo que ha hecho mal. Es obvio que no vale decir que la gente que está en esa institución no es la misma y que tienen que pagar los que estaban en el gobierno entonces. Pero en el fondo me da igual, la acción es inmoral la haga quien la haga. Y esas acciones tienen un actor, no se hacen solas. Y tienen unas víctimas. Y como estoy explicando es evidente que las personas de un lado y las del otro difieren con respecto a lo que está bien y lo que está mal.
Estos conflictos muestran cómo lo que un grupo considera moralmente justificable (o incluso obligatorio) puede ser visto como aberrante por otro. Para Hamas, atacar a Israel, incluso con métodos que matan civiles, puede encuadrarse como una defensa legítima contra la opresión, un acto de resistencia moralmente necesario. Israel, por su parte, justifica bombardeos que matan niños como una respuesta inevitable para protegerse frente a una amenaza existencial. En Ucrania y Rusia pasa algo similar: Rusia ve su invasión como una protección de sus intereses geopolíticos y culturales, mientras que Ucrania y sus aliados lo enmarcan como una lucha moral por la soberanía y la libertad. En todos estos casos, el mandato "no matarás" no es universal; se suspende cuando el "otro" es el enemigo, y cada lado tiene una narrativa moral que lo respalda.
Y todo esto no es solo política desprovista de moral. Bombardear ciudades, matar niños, secuestrar civiles —estas acciones están cargadas de implicaciones morales, porque la moral existe para guiar lo que hacemos o evitamos. Si un grupo no viera sus acciones como justificables en algún nivel moral, sería difícil sostenerlas. Incluso en la guerra, las partes suelen apelar a principios éticos (autodefensa, justicia, liberación) para legitimarse, lo que refuerza la idea de Alexander: la moral no es un estándar fijo, sino una herramienta moldeada por intereses.
A mi modo de ver, la evidencia histórica y actual sugiere que la moral humana es profundamente relativa a los contextos y los intereses. No vemos una norma universal aplicada consistentemente; vemos normas que se adaptan a las necesidades de supervivencia, poder o identidad de cada grupo. El "no matarás" se convierte en "no matarás a los tuyos" o "no matarás sin una razón que tu grupo acepte". Los conflictos que acabo de mencionar son prueba de ello: cada lado tiene su propia moral, y ninguna parece imponerse como objetivamente verdadera para todos.
Pero hay otro lado en este debate. Un realista moral podría usar el siguiente argumento. Podría decir que aunque la moral en la práctica sea relativa, esto no descarta la posibilidad de una moral objetiva en teoría. Por ejemplo, un realista moral diría que el hecho de que Israel y Hamas discrepen no significa que no haya una verdad moral sobre si matar niños está mal; solo significa que los humanos somos malos descubriéndola o que los intereses nublan nuestro juicio. Es decir, la moral universal y absoluta existe “en teoría…en el papel” pero los humanos son imperfectos y no la ven y por tanto no la aplican en la práctica. Este movimiento me parece estéril y no gana el debate.
Cuesta ver cómo esa objetividad moral se sostiene frente a la realidad: si existiera una moral universal, ¿no deberíamos ver al menos algún indicio de convergencia en casos tan extremos? Lo que observamos se explica mejor entendiendo que la moral es una construcción humana, no un reflejo de algo eterno. Sirve para cohesionar grupos, justificar acciones y navegar conflictos, pero no trasciende nuestros intereses. Los niños que mueren en Gaza o Ucrania no lo hacen porque haya una moral objetiva débil, sino porque las morales en pugna son lo bastante fuertes como para priorizar la supervivencia de un lado sobre la vida del otro. Estamos de acuerdo en que el “papel lo aguanta todo”, como se suelde decir. Podemos refugiarnos en que matar está mal o que hay principios morales escritos en declaraciones de derechos humanos (de las que luego hablaremos) pero que no se aplican en la realidad. En mi opinión, es un movimiento inútil y vacío ya que ignora el funcionamiento de la moral humana en las situaciones reales de la vida.
El resultado de todo esto que venimos hablando es que el análisis de David naufraga nada más lanzarse al mar a navegar. Cuando David dice por ejemplo en la página 41:
“Tenemos una muestra de este empirismo enriquecido que fundamenta la objetividad de la moral en la obra de Emmanuel Lévinas, quien sostiene que la base de esta objetividad es el reconocimiento de que tengo la obligación de hacer algo cuando estoy ante un prójimo que sufre. Es porque la vida humana merece verdaderamente la pena cuando el otro me importa - y la historia es testigo de qué ocurre cuando esto se desprecia- que hay comportamientos como asistir a un herido o impedir una agresión que son objetivamente buenos…”.
David no es consciente de que esto sólo es cierto si estamos hablando de nuestra comunidad moral. Los israelíes o Hamás, como acabo de decir, no reconocen que tengan la obligación de hacer algo cuando su enemigo sufre, el enemigo no es un “prójimo”. Asistir a un herido o impedir una agresión no son objetivamente buenos. Todo lo contrario, a los enemigos hay que herirlos y agredirlos. Y no sólo a los enemigos, sino también a las personas de nuestro grupo que son inmorales o delincuentes y tenemos que castigar. En general hay que respetar la libertad de las personas pero no todas las personas cualifican como sujetos de esos derechos. Por ejemplo, a un delincuente lo privamos de libertad. Y a un enemigo también, como vengo repitiendo.
David habla de la empatía (páginas 39-40) y dice por ejemplo:
“…La compasión no sólo puede ser objetiva -si la información es fiable y la interpretación adecuada; alguien sufre: puedo y debo remediarlo- sino pues imprescindible para entender la experiencia moral. La capacidad de ajustar el corazón a lo que experimenta otro ser humano determina nuestras opciones de indagar lo justo y lo bueno.”
De nuevo, David habla para sujetos de la misma comunidad moral e ignora nuestra mente moral tribal que divide el mundo en Ellos y Nosotros. La empatía y la compasión las apagamos ante un delincuente o un enemigo. Cuando los americanos en la playa de Omaha matan soldados alemanes desconectan la empatía, como hacen los israelíes cuando bombardean o Hamas cuando mata y secuestra.
Las Declaraciones de los Derechos Humanos.
La Declaración de los Derechos Humanos de 1948 se suele presentar como prueba de que la moral es única, objetiva y universal. Pero me parece que es en realidad prueba de todo lo contrario, de la existencia de más de una moral ya que contamos por lo menos con dos declaraciones de los derechos humanos, la de la ONU de 1948 y la del Cairo o musulmana de 1990. Voy a ser breve porque el tema de los Derechos Humanos es un tema sobre el que se han escrito libros y abordarlo nos llevaría un espacio enorme y además no soy un experto en la materia. Pero es importante señalar, por ejemplo, que los que aprobaron la declaración de la ONU dejaron de lado el tema de fundamentarla para no meterse en un charco. Es fácil decir que todo el mundo tiene derecho a una vivienda pero es más complicado buscar ahí afuera, en la realidad, la objetividad o el fundamento de ese derecho. David critica a Harari por decir que no hay valores en la naturaleza pero no nos dice dónde se encuentra en la naturaleza que tienes derecho a una vivienda. Es obvio que los derechos humanos son consensos. Tremendamente importantes, pero consensos.
David despacha el tema fácilmente. La declaración de la ONU es superior o mejor a la de el Cairo porque defiende la igualdad de hombres y mujeres y la musulmana no. Punto. Los dos mil millones de musulmanes del mundo tienen una moral inferior y están equivocados. Porque lo que David está diciendo en el fondo no es que sólo hay una moral, porque como estamos viendo es evidente que hay más. Lo que él defiende es que hay una moral “verdadera”, la cristiana occidental, que ocurre que es la suya. Ningún riesgo de conflicto de intereses. Pura objetividad.
Sólo voy a mencionar de pasada que la propia idea de que todos los seres humanos son iguales tiene problemas para sustentarse filosóficamente sin el Dios cristiano. No voy a entrar en este debate pero dejo esta referencia al respecto , un artículo del filósofo Brian Leiter, para el que quiera investigarlo:
“He aquí el dilema que acecha al problema de la base de la igualdad: cualquier característica de las personas que se pueda identificar como justificación de su igualdad de trato no es, de hecho, compartida por igual por las personas, lo que plantea la cuestión de cómo podría justificar la igualdad de consideración moral. Las personas difieren, por ejemplo, en su racionalidad, su sensibilidad al placer y al dolor y sus capacidades morales, por no mencionar, por decirlo en términos más banales, su inteligencia, su agudeza mental y su empatía.
Si lo que justifica la igualdad de consideración moral es la razón, la sintiencia o la sensibilidad moral, entonces no hay razón para pensar que los seres humanos per se
merecen la misma consideración moral, dado lo mucho que difieren en estos atributos.”
4- El daño como eje de la moral
Mi opinión (obviamente procedente de los autores que leo) es que la moral tiene todo que ver con el daño, como he expuesto en entradas anteriores. Es la postura de Kurt Gray y antes de él la de Turiel y otros. Se suele considerar que matar está mal porque es un daño pero no todo daño es inmoral. Como venimos hablando, matar no se considera malo si ese daño está justificado, por ejemplo en la segunda guerra mundial contra Hitler o ahora cada bando del conflicto Hamas/Israel que considera que el otro es un opresor desde su punto de vista y al revés. Y ocurre que la percepción del daño y la justificación del daño es subjetiva y depende de nuestros intereses, como dice Alexander.
El truco de la moral, el quid de la cuestión está en la justificación: el mismo acto (matar, por ejemplo) pasa de ser inmoral a moral dependiendo de quién lo hace, a quién se lo hace y por qué. No existe algo externo a lo que podamos apelar para dirimir si un daño está justificado o no. David critica a Harari, como he mencionado, por decir que no hay valores ahí fuera pero a la vez reconoce que no se puede decir si matar o mentir está mal sino que depende…pero que eso no quiere decir que la moral es subjetiva.
Si hubiera una moral objetiva —una especie de estándar universal al que todos pudiéramos apelar— los conflictos se resolverían, o al menos tendrían un marco claro para juzgarlos. Imagina una "tabla de la ley" que dijera: "Matar niños nunca está justificado". Si todos la aceptaran como objetivamente verdadera, no habría bombardeos en Gaza ni debates sobre si es "necesario". Pero la realidad es que no existe tal consenso, ni siquiera en algo tan visceral como eso. Cada grupo diría: "Sí, pero en nuestro caso es diferente", y volveríamos al punto de partida: la justificación depende de los intereses. La forma en la que está diseñada la mente moral humana y los grupos humanos no deja espacio, en mi opinión, para defender una moral objetiva universalmente válida para todos.
El dicho "el terrorista de uno es el luchador por la libertad de otro" captura esto a la perfección. No es solo una frase bonita; refleja que nuestra psicología moral está fragmentada por lealtades e intereses. Incluso cuando intentamos universalizar principios (como los derechos humanos), su aplicación sigue siendo disputada porque los grupos los interpretan a su conveniencia.
La moral es una herramienta adaptativa, no un reflejo de verdades eternas. Los ejemplos que he puesto —guerras, conflictos, justificaciones— muestran que siempre estamos negociando el daño y la justicia desde nuestra propia esquina, y no hay un juez imparcial en el universo que nos corrija. A mi modo de ver, Alexander tiene razón: diferentes intereses, diferentes morales.
Reflexión final
La moral no es objetiva en un sentido externo, pero se siente objetiva porque así está diseñada nuestra mente. Es una especie de truco evolutivo genial. Alexander diría que esto sirve a nuestros intereses como especie social, y los conflictos como Israel/Hamas o Ucrania/Rusia muestran que esa "objetividad" se quiebra cuando los intereses chocan. También las diferentes declaraciones de derechos humanos y muchos otros ejemplos del mundo real que no hemos abordado. La intuición moral nos une dentro de nuestros grupos, pero nos divide entre ellos. Todos los seres humanos no somos miembros de la misma comunidad moral universal y no tenemos todos los mismos derechos porque depende de en qué grupo nos encontremos.
Por otro lado, como ya he comentado, decir que existe una norma moral universal como "matar está mal" pero que nadie la cumple en la práctica (Israel, Hamas, o quien sea) es un ejercicio estéril. Si esa "tabla de la ley" objetiva existe pero no tiene impacto en cómo actuamos, ¿qué valor tiene? Es como un mapa de un tesoro que nadie puede encontrar. La realidad humana —con sus guerras, justificaciones y conflictos— muestra que, si hay una moral objetiva, no nos gobierna. Hablar de un mundo ideal donde todos la acatarían suena bonito, pero está desconectado de lo que somos y de la realidad. Y si la moral solo existe en un plano abstracto que no toca tierra, entonces, en efecto, no sirve de nada. Alexander estaría asintiendo desde su tumba: la moral que importa es la que emerge de nuestros intereses, no la que flota en un éter filosófico.
Post Script: Quiero acabar en un tono más ligero. Hay muchas cosa en las que estoy de acuerdo con David y una de ellas es que el tema de la moral no se ha trabajado en la música como se han trabajado otros temas. Así que voy a poner mi granito de arena con esta balada sobre la moral tribal humana.
Guitarra y voz: un servidor
Teclado: mi amigo Jose Uriarte
"Shadows of the Righteous”
Balada existencial sobre la Moral Tribal Humana”
The bombs fall soft on a child’s last breath,
A mother wails through the smoke and death,
some people call it justice, others call it sin,
Depends on the flag you’re wrapped up in.
The wise men scribble their golden rules,
Truths so pure for the dreaming fools,
But the ink runs dry when the cannons roar,
Ain’t no law that can stop this war.
(Estribillo)
So sing your hymn, and I’ll sing mine,
Two lost souls on a crooked line,
The terrorist’s cheer is the rebel’s song,
And we’ll never agree who’s right or wrong.
The generals march with a holy cry,
The poets weep as the children die,
Each side swears they’ve got the light,
But darkness falls on both tonight.
The years roll on, the blood runs deep,
Promises break where the widows weep,
Ain’t no compass, ain’t no star,
To tell us who the righteous are.
(Estribillo)
So sing your hymn, and I’ll sing mine,
Two lost souls on a crooked line,
The terrorist’s cheer is the rebel’s song,
And we’ll never agree who’s right or wrong.
Preciosa canción y preciosa voz
Muy bueno, Pablo. Coincido en entender la moral como una técnica, como una serie de pautas y costumbres funcionales (y ojo: hay que atender a la función "amplia", no sólo al contenido semántico formal o a efectos a corto plazo). Al ser la finalidad de la moral el bien común del propio grupo, esta entra siempre en conflicto irresoluble con la ética, cuya finalidad es el bien individual. Ya has dado ejemplos inter-grupales, por añadir un par de ejemplos intra-grupales: infanticidio y privatización de la tierra (malos para muchos individuos pero bueno para el grupo a medio plazo). En consecuencia, si entendemos los hechos morales como norma a actuar o como conjunto armonioso de juicios morales universales, queda claro que no hay normas morales objetivas e independientes de los sujetos.
Ahora bien, si entendemos por hechos morales que "algunas afirmaciones morales son verdaderas independientemente de lo que pensemos, sintamos o creamos sobre ellas" en un sentido descriptivo, es indiscutible que existen los hechos morales independientes de terceros sujetos, pues son dependientes del organismo que experimenta un hecho material capaz de producir una valoración apetitiva o aversiva, que es lo que convierte a los hechos materiales en morales (o valorativos, si queremos reservar lo moral para técnica de cohesión social). Obvio: no hay moral sin organismos sintientes. Si yo quemo a un perro, el perro sufre con independencia de lo que yo o toda la humanidad sintamos. El sufrimiento del perro es, en ese sentido, un hecho moral objetivo. También sería un hecho moral objetivo el placer de comerlo acto seguido por los comensales, aunque unos occidentales observarán la escena y dijeran "¡Dios, qué barbaridad!". Si yo torturó a un prisionero de guerra, no existen juicios de valor objetivos compartidos por distintos grupos, pero el sufrimiento del prisionero y el goce del sádico torturador son hechos morales (o valorativos) objetivos. Yo no puedo negar la existencia independiente a mí de ninguno de ellos, pues eso sería idealismo: forzar la realidad al molde de mis ideas y sentir.
No existen (o existen pocos, mejor dicho, por la co-determinación real) hechos morales objetivos "unívocos", o simples; p.ej: estar estreñido, un posible hecho moral simple, es un mal, aunque quizás es un bien para mí pareja si se evita malos olores... xD. Sin embargo, si nos referimos al hecho moral, o valorativo, en relación a un sólo organismo, sí existen esos hechos objetivos (aquí también podríamos meter más la cuña al realista moral circunscrito a un sólo individuo distinguiendo entre acto y potencia, pues para un mismo individuo hay conflicto de intereses). Un mismo hecho material puede ser bueno y malo al mismo tiempo para distintos organismos, aunque si esto es así cabe el matiz ontológico, que creo acertado, de si es correcto llamarlo el "mismo hecho"; aun así, queda claro el punto y se mantiene a pesar de este matiz que es real que ese hecho es bueno y malo para A y B. Resumiendo mi punto: los hechos morales son plurales, asimétricos y contradictorios, pero no por las valoraciones e interpretaciones de los sujetos/grupos, que también, sino por la afectaciones que tienen las cosas en distintos sujetos/grupos. Más problemas por otro lado al realismo moral estriban en qué es lo bueno: ¿fumarse bien gozoso un cigarro es bueno o malo? Otro problema estriba en el lapso temporal de bienes, ¿el esfuerzo aversivo es bueno o malo si dará frutos mañana? ¿lo es el descenso de población a largo plazo?
PD: Siempre doy la turra con lo mismo, pero es por matizar, pues algunos pueden hacer lecturas caricaturizadas de distintas posturas, tanto del realismo como de la moral pragmática y tribal. Un realismo moderados sería aquel que buscase necesidades básicas y primarias cuasi-universales y jerarquizase a partir de ahí, distinguiendo entre necesidades y deseos de forma gradual. Me parece muy útil aplicado en uno mismo y en la propia esfera ética local, donde interactuamos con otras personas. Al respecto, es interesante ver como nuestras necesidades son bastante funcionales, especialmente los hedónicas, cosa importante para la dicha. Sin embargo, alguna propuesta más grupal que he visto de esta índole tiende a cometer el error que tú muy bien señalas (o me parece que señalas) siempre: anteponer los valores de necesidades individuales (ética) a los valores de supervivencia social que garantizan esas necesidades individuales (moral). Esto se ve muy bien en las críticas a la religión, los mitos, las supersticiones y demás como irracionales y perjudiciales para los individuos, sin entender su función cohesiva y positiva a nivel grupal que es la base para el bien individual (no hay Robinsones, diría Marx).
PD: Muy guapa la canción.